miércoles, 24 de noviembre de 2010

Embalajes

Es increíble la cantidad de cosas que pueden caber en una habitación de 2 x 3. Yo, sinceramente, no tenía noción de todo lo que había allí. Eso explica por qué los últimos tiempos no podía ni moverme ahí dentro. A medida que iba llenando cajas con libros y cosas (muchas cosas, que luego con los días clasificaré, acomodaré o eliminaré definitivamente), y las iba acomodando fuera de la habitación iban reapareciendo a la luz mas cosas! Cosas que pensé alguna vez que se habían perdido para siempre. Fue un redescubrimiento realmente.
Con mucho esfuerzo y sufrimiento, fui desechando unas cuantas, y volviendo a guardar. Papeles y papelitos, tiritas de colores, tornillos, publicidades, planitos repetidos infinidad de veces, recortes de diarios, piedritas, arandelitas, cables, disquetes de 3 ½, libros de crochet, manual para aprender a jugar al póker y a la canasta, cartas de póker y de canasta, recetas de cocina, mapas ruteros, en fin, lo imaginable y no tan imaginable estaba allí, en algún lugar, en alguna cajita, en algún cajón olvidado. Hasta un cactus achicharrado por una larga sequía. Y todo me parecía imprescindible.
Muchas de esas cosas imprescindibles todavía no salieron de sus cajas de embalaje. Llevo varios días ya pero entre el trabajo y la llegada de mi hermana, no me puse del todo a acomodar cosas. Sólo me limito a disfrutar en el tiempo libre que tengo esta nueva circunstancia. Apenas he tenido visitas, y no he hecho otra cosa mas que proyectar un rincón en amarillo maíz, pero cada nuevo instante parece único, y tal vez la vida sea simplemente eso, instantes únicos para coleccionar.